Contempló su mano derecha manchada de sangre. Acababa de segar otra vida. Una de tantas. La sombra del remordimiento planeó sobre su conciencia. Sintió náuseas, pero siguió borrando aquél rastro de muerte. Le alivió pensar que ese ser miserable se lo tenía merecido. Ese puto mosquito no le dejaba dormir.
Este blog llamado "quemecuento" nace con una clara e inequívoca vocación. Una vocación que desvelaré en cuanto la descubra. De momento, lo único que puedo adelantar es que trataré de tomarme el sentido del humor muy en serio.
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Te descubrí hoy por Facebook.
ResponderEliminarGran micro, muy expresivo sin sonar condensado.
Me encantó.
Con tu permiso.. voy a seguir leyendo por aquí, me gusta lo que veo.
Felices Fiestas, dicho sea de paso.
Un abrazo
jajajaja cuántas veces he vivido eso mismo. ¿Cómo puede almacenar tanta sangre algo tan pequeño?
ResponderEliminarFeliz Navidad
ResponderEliminarEnternecedor... ;) Muy bueno!! Beso
ResponderEliminarFeliz Año Nuevo para ti.
ResponderEliminarJa ja ja .. muy bueno..
ResponderEliminarEsta muy bien el blog, no lo conocia hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
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