miércoles, 11 de enero de 2012

sucesos par(i)dos...sólo un café solo





 
-Por favor, camarero, ¿me alarga el periódico?
-No creo que eso sea posible...
-¿Y eso?
-El papel con el que está fabricado no es elástico, con toda seguridad se rompería al tratar de alargarlo.
-Me refiero a si me lo puede pasar.
-Ahora mismo tengo mucho trabajo como para estar pasándole las hojas mientras usted lee.
-Creo que no me está entendiendo. Lo que quiero decir es que me dé el periódico, por favor.
-Dar, lo que es dar, no puedo. En todo caso se lo presto.
-Será suficiente.
-Tome.
-Gracias. Por cierto, camarero, ¿me sirve un café?
-Depende...
-¿Cómo dice?
-Que depende. Cada cosa tiene su utilidad y no sé si un café le servirá a usted para conseguir su propósito.
-Pues... lo quiero para bebérmelo.
-Entonces sí que le puede servir. ¿Cómo quiere el café?
-Pues quisiera un café solo y una tostada con mantequilla.
-Alto, alto, más despacio, que no le termino de entender. El término “solo” ¿lo emplea usted como adverbio de modo o como adjetivo calificativo?
-¿Mande? 
-Que me diga, si es tan amable, si “solo” es adverbio o adjetivo, no es tan complicado, coño.
-Ufff, no sé, deje que lo piense... ¿Me podría ir preparando la tostada mientras tanto?
-No va a ser posible hasta que me confirme su respuesta.
-¿Adverbio?
-¿Lo pregunta o lo afirma?
-Lo afirmo, lo afirmo. Es adverbio.
-Entonces la tostada no se la pongo, no tendría sentido alguno su petición.
-¡Adjetivo! ¡adjetivo!
-Demasiado tarde, y además, debería justificar su respuesta.
-Mire, he cambiado de opinión, preferiría tomar un cortado.
-De acuerdo. Tiene usted suerte, hoy estoy de buen humor ¿Le gusta le leche fría o la caliente?
-Prefiero la tibia.
-Vaya, mi hueso favorito es el fémur. Me encanta cómo suena.
-¿Le gusta la palabra fémur?
-No, por supuesto que no. Me gusta el sonido que se produce cuando me cruje. Pero volviendo a su café y sin abandonar la terminología ósea, si lo quiere frío, le puedo poner un par de cúbitos. Humor de barman licenciado en antropología, disculpe.
-No gracias, póngame la leche mejor templada.
-Vamos a ver, al decir “mejor” ¿está usted pensando en el adjetivo comparativo de “bueno”, en el superlativo, o acaso en el adverbio comparativo de “bien”?
-¡Me cago en todo lo que se menea! Los cojones, los cojones se me están poniendo superlativos ¡Póngame la leche como quiera, pero de una puta vez!
-Está bien, está bien. ¿Qué tal la mañana?
-Pues verá, hay una mínima de 10 ºC, nubes de evolución, poca probabilidad de lluvia y el viento sopla moderado con rachas fuertes de componente noroeste. Y de los 1024 milibares que hay, me ha tocado venir a este bar de tocapelotas. Humor de meteorólogo, disculpe.
-Veo que es usted también un purista.
-No, simplemente me gusta la precisión.
-No, no, digo que es un purista porque veo que está usted empezando a fumarse un puro.
-¿Ah? Efectivamente, tiene usted buena vista.
-Pero debería usted saber que aquí dentro no se puede fumar.
-Sí, sí que se puede. Mire, mire, ¿lo ve?
-Oiga, es que está prohibido.
-Lo ignoraba.
-¿Acaso no lo sabía?
-Sí, coño, ¡como para no saberlo! Le digo que lo ignoraba a usted y a la prohibición.
-Oiga, en serio, debería dejar de fumar.
-¿Quién, usted?
-No, si yo no fumo.
-Entonces es usted un hombre afortunado.
-Mire, el que debe dejar de fumar es usted.
-Ya lo sé, ya lo sé, no me lo recuerde... Me lo dice toda mi familia. También debería empezar a hacer deporte, a pensar en los demás y todas esas cosas. No crea que no lo he intentado, pero no es tan sencillo...
-Le digo que debe parar de fumar en este mismo momento.
-Así, de repente, no puedo. Necesitaría ayuda médica o acudir a algún tipo de terapia, ¿no cree?
-¡Deje de fumar de una vez!
-¿Es que usted no escucha? ¡Le digo que tengo un problema! ¡No puedo dejarlo así como así!
-¡Basta ya! ¡Deje de fumar de una puta vez!
-¡No me presione! ¿No ve que no tengo fuerza de voluntad?
-Mire, no se lo voy a repetir más, ¡¡deje de fumar ya!!
-Le agradezco que no me lo repita más, le confieso que me estaba empezando a sentir un poco incómodo ya con esta situación...
-Déjelo, por favor, se lo suplico. Si mi jefe se entera de que hay clientes fumando en el bar me va a caer un buen puro...
-No me sea cobarde, hombre. Relájese, si su jefe le echa un puro, haga como yo, fume y disfrute. 
-Hombre, visto así...
-Claro, si de todas formas estos puros son buenísimos, no creo que sea tan malo fumarse uno de uvas a peras. ¿Quiere usted uno?
-No sabría decirle...
-Venga, hombre, anímese. Tome y fúmeselo.
-Muchas gracias, señor. Lo cierto es que tiene usted razón. Son excelentes. ¿Tiene usted más?
-Bueno, como le he dado uno, ahora tengo menos.



9 comentarios:

  1. El puteador puteado, ;) Yo lo tomo solo, a veces americano, a veces doble, a veces con hielo, pero siempre solo (aunque lo tome con tostada - de barrita, por favor).

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  2. Excelente. me encantan los juegos de palabras.

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  3. Me ha gustado mucho. Y recordado al maestro Luis Sánchez Polack...
    Gracias.

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  4. EXCELENTE, ME DIO MUCHA RISA DE TANTO ADJETIVO,POR SIMPLE DESAYUNO..

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  5. Señor bloguero: Me gustaría me dijera la cafetería donde tiene lugar el estupendo diágalo con que nos ha obsequiado. Gracias.


    El pobresito hablador

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  6. Excelente, ingenioso y extraordinariamente divertido.

    Un abrazo Miguel

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  7. jajajajajaj, Miguel buenísimo, como siempre...

    Me encanta. Un beso, amigo.

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  8. Magnífico Miguel. Muy entretenido y divertido. Besos

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