viernes, 31 de diciembre de 2010

Sin palabras verbales






Hace algún tiempo, andaba yo paseando, absorto, embebido en mis pensamientos. Tal vez iba calculando ecuaciones diferenciales de cabeza, o tal vez no. Qué más da. La cuestión es que el cartel que aquí os muestro capturó poderosamente mi atención. El lema del mismo habla por si solo (en voz baja, por favor). No voy a entrar a poner en cuestión el recurso tautológico, ni el icónico. Todos los elementos del lenguaje se conjugan a la perfección, como si de una sinfonía se tratase. La claridad del mensaje, los elementos comunicacionales, semióticos, etc... bailan al son de la misma música (a sottovoce). En definitiva no hay lugar para los ruidos semánticos (ni para los acústicos).
Como dije antes, no prentendo hablar del cartel en sí mismo. Lo que realmente me seduce es pensar en el proceso creativo. La plasmación de una idea. La concreción de un concepto. La génesis de una obra maestra. No se puede expresar más con tan poco: PROHIBIDO SONIDOS ACUSTICOS. Esta es la obra de una mente preclara, de un orfebre de las palabras. Supongo que para este tipo de sujetos escogidos la concordancia carece de sentido. Me imagino al autor, con su mente en plena ebullición, las ideas brotando como setas. No hay lugar para nada más. No importa que el verbo esté en singular y el predicado en plural, concordar es cosa de mediocres.
Tal vez alguno de vosotros pueda pensar, no sin cierta malicia, que calificar de ACUSTICOS a los SONIDOS es tan redundante como absurdo. Tras meditarlo durante algún tiempo he llegado a la conclusión de que puede que tengáis razón.



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