domingo, 19 de febrero de 2012

La vida secreta de las cariátides



-Hola, ¿tienes un minuto?

-En realidad tengo casi dos mil quinientos años...

-Me refiero a si me puedes prestar atención.

-Si no te importa que no te mire a la cara...

-No, no me importa. Estoy acostumbrada a tu indiferencia, ¿qué tal va todo?

-Bien. Aquí, aguantando el tipo.

-Dirás aguantando el templo...

-Sí, eso. ¿Y tú? ¿Cómo llevas lo de trabajar en un centro de estética?

-¿Yo? ¿Cómo que en un centro de estética?

-Sí, como haces de-pilar...

-...Oye, ¿no te cansa tanto hieratismo?

-En parte sí, y en parte-non...

-No me hagas reír, que me desco-jónico.

-¿Sabes que ya no te soporto?

-Pues yo a ti te aprecio mucho, te tengo en un pedestal...

-No tenía ni idea, chica, me dejas de piedra.

-Oye, te veo mala cara, cariátide limítrofe.

-¿Cara de qué me has llamado, hija de puta? Atrofiada y amorfa lo serás tú.

-No, no me entiendes. Digo que tienes mal aspecto.

-Ya, es por lo de las guerras Médicas...

-Normal, la sanidad está fatal. Fíjate, nos han recortado los brazos y la nariz.

-No, no creo que sea por eso. En realidad siento un gran pesar...

-Claro, somos de piedra maciza.

-No, no. Es una especie de pinchazo que comienza en la espalda.

-A ver si vas a tener piedras en el riñón...

-No, no me refiero a eso. Es una molestia que comienza en la espalda y se convierte en un fuerte dolor de cabeza.

-¿Es como una gran carga que soportas y de la que no te puedes desprender?

-Sí, efectivamente. ¿Cómo lo sabes?

-Me ocurre exactamente lo mismo.

-¿Y qué será lo que tenemos?

-Erecteión. Se llama Erecteión.


 



3 comentarios:

  1. JEJEJEJEJ,MUY BUENO TODO LO ESCRIBES HERMANO,SIEMPRE ESTOY POR AQUÍ

    ResponderEliminar
  2. Jajajajaj.

    Buenísimo Miguel...jajajaja

    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. Hoy no me río porque no me sale, pero sonrío por primera vez en toda la mañana. Gracias, beso.

    ResponderEliminar

Si te ha gustado esto, tal vez te interese