Hace tiempo alguien me contó una preciosa historia sobre la vida de los ratones. El problema es que no presté demasiada atención y ahora, por desgracia, no la recuerdo. Ésta es la razón por la que me veo obligado a improvisar, como de costumbre, sin tener mucha idea sobre el lugar al que me llevarán mis pasos (palabras, mejor dicho, pues no se me da bien caminar y escribir a la vez).
Existe un vínculo común a ratas, ratones, hamsters, castores, ardillas, nutrias y demás roedores. Su fe. Una fe inquebrantable, a prueba de herejes caninos y felinos. Una fe que les hace pasar de puntillas (tal vez a saltitos) por esta vida, a la espera de la promesa de otra mejor, junto al Ratoncito Pérez o a San Mickey Mouse, rodeados por montañas de queso (supongo que del camembert Carpice des Dieux, por la alusión divina). De ninguna otra manera se explica su existencia rastrera y, en multitud de circunstancias, inmunda.
Sin embargo, y a pesar de la necesidad inherente al roedor de creer en un ser supremo (¿quizás Super Ratón?) al que encomendar sus ruegos y preguntas, existen voces (o el sonido que emitan, cualquiera que sea) discrepantes que niegan tal presencia divina, declarándose abiertamente escépticos al respecto.
Es precisamente esta disyuntiva la que me permite esbozar mi teoría, que es la que a continuación expongo. Los roedores pueden estar en lo cierto o no. Pueden tener o no la razón. Probablemente eso carezca de importancia. Lo realmente crucial es su derecho a poder estar equivocados. Por tal motivo, cuando alguien se percata de que ha cometido un error tiene la posibilidad de reconocerlo públicamente y enmendarlo mediante lo que se conoce como Fe de Ratas, vamos, digo yo.
Jajajajajjaja, qué bueno eres!!!!!!..........me arrancas unas risas tremendas, :-DDDDDDD
ResponderEliminar-Filosófico estáis, Miguel.
ResponderEliminar-Es que pienso.
-Pues eso.
-Vale.
Miguel de Ciervantes
Claro, es que las ratas tienen mucha fe , jajajajja.
ResponderEliminarGracias Miguel està muy divertido pensar en la fe de las ratas, yo diria que se tienen fe. jajaja fabula o realidad no escapa a lo cercano en los sistemas actuales.
ResponderEliminarEmilsen
Reir es bueno y lo necesitaba en este preciso momento .gracias por compartir tan dulce historia.
ResponderEliminarUn placer leerte
SAludos
JEM WONG
Oh!!!! jaja... está muy bueno!!!
ResponderEliminarAhora me haces pensar en los 30 hamsters que llegué a tener cuando era más pequeña. Los míos vivían genial, tenían casitas abrigadas, alimentos varios y en verano, dulces frutas para no deshidratarse.... les habré mostrado yo algo de ese cielo divino? jeje.
Tu blog me ha resultado de lo más interesante.
Ya te sigo!
Saludos!
Hola, Miguel
ResponderEliminarGracias por la invitación. Ahora entendí lo de "humor al arte", jeje.
Te invito a pasar por mi blog, aunque no sé si algo de lo que encuentres allí sea de tu agrado, no hay mucho para reír, más bien lo contrario, jeje, por los dramas que les monto a mis personajes.
Saludos!
http://irismartinaya.wordpress.com/
Yo también tengo fe, pero en el poder de la riqueza.
ResponderEliminarSaludos
Federico
Ocurrente y tierno. Abrazo desde la patagonia argentina.
ResponderEliminar¡Muy acertado!Lo tendré en cuenta. Sólo creeré en esa fe.
ResponderEliminarBien Miguel, por coincidencia llevas el nombre del ícono de esa especie. Si no le damos espacio a la broma y la risa, imagínate la amargura que se derramaría por el mundo. A estas horas estaríamos ya inundados
ResponderEliminarNosotros tenemos fe en la correcta distribución de la comida.
ResponderEliminarUn saludo,
La federación
Interesante, tu entrada me recordó a una novela que si bien no has leído todavía te la recomiendo, El asombroso Mauricio y sus roedores sabios, de Terry Pratchett. Esos roedores y sus pequeñas conciencias no tienen desperdicio.
ResponderEliminarTe dejo con la reseña que le hice en mi blog, por si te interesa: http://laluzdeleoen.blogspot.com/2011/01/para-leer-el-asombroso-mauricio-y-sus.html