viernes, 18 de marzo de 2011

Señales del futuro


El post de hoy se iba a llamar Alfredo, me hacía ilusión que tuviera nombre de ministro, pero finalmente me he decidido, por una mera razón de coherencia, a bautizarlo simplemente como “Señales del futuro”.
Agradezco enormemente la generosidad de Ana al enviarme esta imagen. A pesar de hablar por sí misma (la imagen, y Ana también, por supuesto), no me resisto a formular algún comentario al respecto (sobre la imagen, se entiende).

En este caso, y a diferencia con el último post, el sentido de la indicación que muestro no es doble, pero tampoco sencillo. Más bien no tiene, o mejor dicho, no se permite, al igual que con la dirección, seguir alguno de aquellos ni tomar cualquiera de éstas. Llegados a este punto lo único que podemos hacer es bajar del coche y echarnos a llorar. Es, por así decirlo, un punto de no retorno, literalmente hablando, de no avanzo, de no giro a la izquierda, de no giro a la derecha, en definitiva, de no, de no hagas nada más, que ya la has cagado bastante llegando hasta aquí.
Para un conductor modélico que se precie, esto es lo mismo que para un creyente el zaguán del infierno. Llegas, sin saber muy bien qué coño has hecho mal, paras, miras a tu alrededor y te percatas de que tus opciones de huída son nulas.




La elección del título del artículo no ha sido una tarea trivial ni casual. “Señales del futuro” es fiel reflejo del afán de lucro y de la insaciable sed recaudatoria con que las autoridades de tráfico nos vienen amenizando (amenazando subrepticia o veladamente) la vida en los últimos tiempos. Por tal motivo presumo que la idea de ubicar indicaciones de este tipo a lo largo y ancho de nuestra red viaria no es tan descabellada, y bien pudiera ser propia de la cabeza pre-clara y, en este caso también, redundante y tautológicamente des-cabellada, de nuestro ministro del Interior, el señor Alfredo, ladino y astuto, como viejo zorro que es (en este momento doy gracias a que no sea una mujer la que ostente actualmente el cargo, pues los cariñosos apelativos que dedico cobrarían un sesgo algo más abyecto y soez al ser aplicados al género femenino).

Nos hallamos, pues, ante la “señal total”, un símbolo totémico al que las autoridades se aferran como el náufrago lo hace a un tablón a la deriva, con la vana esperanza de sobrevivir a la tempestad, a sabiendas de que su salvación depende más del azar que de él mismo. Con esta señal vertical, y abusando del símil una vez más, nuestros gobernantes han descubierto El Dorado de la recaudación ilimitada. Hagas lo que hagas, acabarás pagando. “No podemos recaudar sin ti”, “Esto lo podemos pagar entre todos”, “Ora et (co)labora”, son algunos de los lemas que se barajan para encabezar la nueva campaña de Tráfico.


A continuación trataré de recrear, torpemente, una situación hipotética que tiene lugar junto a una señal de este tipo, en la que un agente de la ley detiene a un automovilista incauto.


-Buenos días señor, ¿sabría decirme lo que ha hecho usted mal?
-Desde luego agente, jamás debí haberme casado, desde entonces mi vida es un auténtico calvario…
-Me refiero a si sabe usted por qué lo he tenido que detener.
-Si acierto la respuesta, ¿qué me da?
-Nada, y no me toque las narices. Vamos a ver, ¿me puede explicar cómo ha llegado usted hasta aquí?
-Luchando mucho, trabajando duro y no rindiéndome ante la adversidad…
-¡Ya basta! ¡Le confisco el volante!
-El volante no, por favor, ¿no le interesa más un reposacabezas ergonómico?
-Oiga señor, se le va a caer a usted el pelo.
-Soy consciente de ello, padezco alopecia androgénica. Es usted muy observador, señor agente.
-¡Me cago en todo lo que se menea! ¡Le voy a meter una multa que se va usted a cagar!
-Está bien, pero yo preferiría hacerlo sentado y de forma más sosegada, si no le importa… me cagaré sobre cualquier cosa que se quede quieta.
-¡Así no puedo! ¡Lo dejo! ¡Dimito!
-¡Mito!
-No me refería a eso, sólo divagaba.
-Vagaba.
-Es sólo una forma de hablar, digamos...
-Gamos.
-¡Que no! Tan sólo hablo para mí, disertando.
-Sertando.
-Me lo está poniendo usted complicado y difícil.
-Fícil.
-No quiero que repita lo que digo, ¡diablos!
-¡Ablos!
-¡Me está usted encabronando!, ¡diantres!
-¡Antres!
-¡Dios!
-¡Os!
-¡Repita ahora, repita si tiene huevos, ande, dígalo!
-¡Lo!
-¡Escúcheme bien! ¡¿Sabe lo que le digo?!
-No, señor agente, sólo le obedezco.
-¡¿Hasta dónde pretende usted llegar con esta tontería?!
-Pues la verdad es que me encantaría llegar a casa y dejar este ridículo sainete. Y por cierto, esto no es una tontería, es un coche, viejo, pero coche al fin y al cabo.
-Quítese de mi vista antes de que me arrepienta. Circule, puede usted irse, sin más.
-Gracias señor agente, me voy, con menos.

7 comentarios:

  1. Un verdadero no lugar, un espacio para el no ser, creo que este sitio no puede existir, pues se acaba en sí mismo...

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  2. Genial el artículo. Me he caído al suelo de la risa que me ha dado. Y no sé si el término adecuado para calificar la situación es la de desternillarso de risa, destornillarse, desatornillarse, atornillarse o qué. Gracias, Miguel. Sigue.

    Alfred Fouché Allons Enfants

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  3. En realidad esa señal es un anuncio del final de los tiempos. No hay salida. Ni siquiera ni parriba ni pabajo.


    El pobrecito optimista

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  4. Esta señal es totalmente compresible, lo que te anima es, en vez de ir por el plano x (horizontal), hay que ir por el plano y (vertical), o sea o te vas al cielo o al infierno, con lo cual esta señal inequivocamente señala el purgatorio, aunque la iglesia, dice que no existe, pero metio la pata y prueba de ellos es esta señal lo atestigua y la serie lost.

    EL CHIQUILLO

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  5. Tostá pohibrido
    en esa carretera:
    ni palante ni patrás,
    ni zocata ni derecha.

    Mentes mu plecraras
    han idiao el sistema
    paque vayamos aspacio
    astrujándonos la caeza.

    Antonces si mancuentro
    una pila desas señales
    tiraré pande sea
    por enmedio los cañales.

    ¿Carán los guardas del trágico,
    qué de murtas los pondrán,
    cuando vayamos en tartana
    ande nos de la gana?

    Astoy dista las crillas
    de tanto celebro pensante,
    astoy dista los güevos
    desas cosas tan chocantes.

    Chocantes son los postes,
    chocantes las flechas punchosas.
    Pasemos mu palante
    y, zagal, a otra cosa.

    El tío Pencho, perráneo de Lebrilla, poeta en llengua maere del sur

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  6. !pero qué fuerte!

    Miguel...jajajajaj. Este artículo te eleva hacía límites insospechados...jajajajaj.
    Vamos "gravedad cero" o ¿ también esta prohibida?. Eres verdaderamente único.

    Un beso, desde el dolor de estómago y cara que tengo de tanto reir...jajajajaj

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  7. ¡Que fuerte!
    Miguel tu análisis ha sido superingenioso, como siempre. Lo del afán reaudatorio ha sido genial.
    Yo me atrevería a decir que hemos "pillao" a todo el gobierno socialista en pleno, declarando abiertamente que no van en ninguna dirección, ni para adelante, ni para detrás, NI A LA IZQUIERDA, NI A LA DERECHA. Y como es así pues luego les salen estas pifias que revelan su subconsciente.

    Besos.

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