jueves, 7 de julio de 2011

Sucesos par(i)dos…Por supuesto que sí







-Hola, ¿está abierto?
-No. Aún no. Abrimos a las 9, todavía faltan unos minutos.
-Pero…si acabo de entrar…
-Pues tendrá que volver a salir.
-No creo que pueda.
-¿Y eso?
-Me ha dicho usted que vuelva a salir. No puedo volver a repetir algo que todavía no he hecho. Como mucho, creo que podría salir por primera vez.
-En ese caso, hágalo. Espere usted fuera, si es tan amable.
-Me temo que eso tampoco va a ser posible.
-¿Qué?
-Me acaba usted de decir que está cerrado. Si salgo ahora tendré que volver a abrir la puerta, y no me gustaría cometer dos veces el mismo error. Soy una persona muy meticulosa y quisiera hacer las cosas bien.
-Tiene usted razón y además goza de mucho sentido común.
-Gracias. ¿Puedo esperar 5 minutos aquí dentro y salgo a las 9?
-¿Tiene usted prisa?
-No.
-¿Entonces?
-Me voy fuera para volver a entrar dentro, dentro de un momento.
-¿Dentro de qué?
-De un momento.
-No me ha entendido. Le preguntaba que dentro de dónde va a ir usted.
-Dentro de aquí.
-¿Y para qué va usted a salir?
-Para hacer las cosas como es debido.
-Ya no es necesario…
-Sí. Sí que lo es. Insisto. Para mí no es molestia, en serio…
-Digo que no es necesario porque ya está abierto.
-Señora, le garantizo que no he tocado la puerta, le doy mi palabra.
-Hablaba en sentido figurado. Ya son las 9 y por lo tanto ya puede entrar el público.
-No sabía que íbamos a tener espectadores, ¿dónde se van a sentar? Esto es muy pequeño, ¿no cree?
-Me refiero a público, gente, clientes, consumidores, personas…
-Comprendo. Si no le importa, voy a salir ahora. ¿A qué hora cierran?
-¡Por Dios! Pero, ¿cuánto va a tardar en volver?
-Quizás 10 o 15 segundos, tal vez más si usted me entretiene con preguntas absurdas.
-De acuerdo, salga, salga.
-No me ha respondido a la pregunta. Si es tan amable, dígame, por favor a qué hora cierran.
-A las 8.
-¡Lo sabía!, ¿lo ve? ¡Ya llego tarde! ¡Ha cerrado usted hace una hora!, ¿Por qué no me ha avisado antes? ¡Es usted una egoísta imprevisible! ¡Su crueldad no conoce límites!
-Cerramos a las 8 de la tarde. Tengo once maravillosas horas por delante para atender con saña despiadada a ejemplares de clientes como usted.
-Ufff, mucho mejor así. Ahora vuelvo.
-Como quiera…pero cierre al salir.
-¿Cierro antes, después o justo en el instante de salir?
-¿Por qué no me dice lo que quiere y acabamos ya con esto?
-Lo que quiero es salir, me estoy agobiando mucho.
-Váyase a tomar… el fresco.

………………………………………………

-Hola de nuevo, quisiera hablar con el dependiente.
-Lo siento señora, pero el muchacho del piercing hace un mes que ya no trabaja aquí.
-Creo que no me ha oído bien. Está usted un poco sorda.
-Con todos los respetos, gorda estará su madre.
-Sorda, dije sorda.
-Discúlpeme, creo que no oigo demasiado bien.
-Bien, si no está el dependiente me gustaría hablar con el responsable.
-Pues él mismo fue el responsable de su propio despido. Descubrimos que robaba chinchetas y las introducía en el mercado negro de lentillas de sol o también llamado mercado de lentes oculares fijas permanentes reflecto-refractantes opacas.
-¿De lentillas de sol o qué?
-Opacas.
-No. Me refería a la segunda forma de llamar al mercado ese.
-¡Ah! Mercado de lentes oculares fijas permanentes reflecto-refractantes opacas.
-¡Santo cielo! ¿Cómo es posible?
-Pues muy fácil, clavándose las chinchetas en los ojos, en teoría son muy útiles para evitar el exceso de luz solar. Como si fueran unas gafas definitivas, sin mantenimiento ni nada. En nueve de cada diez ocasiones, el globo ocular no resiste la incisión de la chincheta, pero no importa, porque en esos casos se rellena la cuenca vacía con plastilina blanca y se le adhiere un gomet de forma circular y color a elegir por el cliente. Ni falta hace decir que el dependiente despedido también robaba la plastilina y los gomets.
-Imagino que con chinchetas en los ojos se verá todo muy oscuro.
-Así es. Esa es la razón por la que se llama mercado negro.
-Ya veo.
-Usted sí, el 90% de ellos, por desgracia, ya no. De todas formas, ¿qué quería usted?
-Depende de lo que tengan. ¿Qué venden aquí?
-Se supone que usted ha entrado aquí porque viene buscando algo en concreto.
-En efecto, tiene razón, se supone.
-Tiene usted mucho tiempo libre, ¿verdad?
-En absoluto, siempre estoy ocupada tratando con gente supuestamente profesional.
-Supongo que se trata de una alusión hacia mi persona.
-Supone usted bien. ¿Tiene más suposiciones?
-No, se nos han acabado. Me queda un vayaseustedalamierda, ¿lo quiere?
-Detecto cierta hostilidad, ¿le supone algún problema mi presencia?
-Supongamos que sí.
-Suposición incorrecta.
-Se equivoca, mi posición es totalmente adecuada.
-No me refiero a su posición, sino a su suposición.
-¿Presupone que supongo mal?
-Presumiblemente.
-¡Váyase usted a la mierda! ¡Se lo regalo!
-Supongo que me lo he ganado.
-¡Por supuesto que sí!



Si te ha gustado esto, tal vez te interese